La cárcel del Emir

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La cárcel del Emir – es uno de los monumentos de Bukhara más enigmáticos, misteriosos y curiosos. Esta cárcel tiene forma de pozo subterráneo donde antiguamente encarcelaban a los delincuentes. La cárcel del Emir se encuentra en Shakhristán y a parte del calabozo, tenía las cámaras para los endeudados y la celda de castigo.

Según los tamaños del edificio, en la cárcel podían caber unas 40 personas, lo que indica que en Bukhara había poca delincuencia. La cárcel misma se encuentra a unos 6,5 metros debajo de la tierra, y tiene la forma de círculo de 5 metros de diámetro.

Al visitar la cárcel y al bajar al calabozo, se puede tener una idea completa sobre las condiciones en las que vivían los delincuentes de la Edad Media. La sensación es irrepetible, aunque es difícil de llamarla agradable.

Según los documentos conservados, la mayória de los presos eran deudores e infractores de la ley islámica shariá. La Bukhara medieval vivía conforme a la ley religiosa y cualquier tipo de infracción de prescripciones islámicas se castigaban severamente. Así, por ejemplo, existían puestos especiales - “rais” y “darradast” que diariamente revisaban la asistencia de los ciudadanos en las oraciones. Si resultaba que alguien estaba ausente, en este caso el “rais” pasaba por su casa. Si el ciudadano no tenía razones válidas, el “rais” decidía como castigarlo. Podía ser una amonestación severa o apercibimiento verbal. Si volvía a trasgredir la ley, al culpable le podían dar latigazos (la tarea de “darradast”) o meterlo en el calabozo subterráneo.

Cabe señalar que solamente los infractores premeditados del orden se privaban de libertad. Los cargos responsables trataban de no aplicar las medidas extremas, porque se daban cuenta de que después de la cárcel uno podía mejorar y comenzar una vida honesta, pero también podía ser al revés – uno podía llegar a ser un infractor aún más premeditado.

Sin embargo los delitos como el robo, intento de homicidio, asesinato o adulterio se castigaban precisamente con el encarcelamiento.

La cárcel del Emir dejó de funcionar como era debido después de 1920, cuando el Emirato de Bukhara se abolió.

Actualmente el Zindan se ha convertido en la prisión donde los turistas pueden conocer los procedimientos judiciales de Bukhara e incluso ponerse en el lugar de prisioneros. Es curioso que en la parte superior externa de la cárcel hay un pasillo de paseo para los presos, que no es menos espantoso que el mismo hoyo subterráneo. Por cierto, allí mismo se encuentra la lápida y el enterramiento de Kuchkar – Ata – “el santo” de los prisioneros.

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